La semana pasada estuve en Barcelona, invitado por Konica Minolta, en su reunión anual con más de 3.000 distribuidores y grandes clientes europeos. De vez en cuando viene bien salir de la oficina y tener contacto con la realidad del mercado, hablar con clientes de Madrid, Barcelona o Berlín, ver qué quieren comprar o qué les quieren vender… Por ejemplo, descubrí, con toda su crudeza, cómo el negocio de la impresión ha sido de los más castigados por la crisis en España. El mercado de impresoras A4 y A3 ha decrecido en 5 años más del 60 % en número de unidades. Y eso sin tener en cuenta que el coste del hardware ha caído a la mitad…
En este escenario, a todas las grandes compañías -el frente nipón con Konica Minolta, Ricoh, Oki, Kyocera, Canon, Epson… y el americano con Xerox y HP como referentes- no les ha quedado otra que lanzarse a los servicios. Y es que todavía la impresión sigue siendo un reino de taifas en muchas medianas y pequeñas organizaciones con un parque de máquinas anticuado y multimarca. Gestionar este maremagnun con eficacia, seguridad y con ahorros demostrables es lo que ahora con las siglas MPS (OPS en el caso de Konica Minolta) nos vende la industria.
El otro día contaba, medio en broma medio en serio, Paloma Beamonte, presidenta de Xerox España que su compañía era “el mejor socio para el negocio de la impresión… Y para abandonar el papel” en referencia a sus servicios documentales y la demanda que están teniendo en las grandes compañías.
Pero volvamos a Konica Minolta y su apuesta por el mercado de impresión donde alterna posiciones en el podium de honor en función del segmento en el que nos movamos (ofimático, gran formato, etc). Donde las están pasando tiesas, como el resto de la industria, es el otro gran mercado, el de las artes gráficas donde no ha habido casi renovación de maquinaria en el último lustro. Y no es por que no quieran los impresores; al revés, si quieren ser competitivos necesitan evolucionar del offset al digital. El gran problema es la falta de financiación.
Las operaciones de renting, las más habituales en este nicho, las tira la banca con gran facilidad. Por eso, el éxito o fracaso de muchas potenciales ventas depende de la capacidad de financiación directa por parte del fabricante.
Cambiando de tercio, me sorprendió, gratamente, las palabras del número 2 de Konica Minolta en Europa, el alemán Olaf Lorenz, al explicar las razones por las que habían elegido a España como capital de su encuentro. La principal: confianza. Obviamente el señor Lorenz no entraba en disquisiciones nacionalistas y nos habló con toda entereza de lo bien que va nuestra bolsa, de cómo hemos bajado a la mitad la prima de riesgo, de que si somos el treceavo PIB del mundo, el séptimo en servicios… o los vigentes campeones mundiales de fútbol. En definitiva, nos hizo sentir orgullosos de ser españoles. Olé por Olaf y sus argumentos porque, a pesar de nuestro pesimismo inherente, así nos empiezan a ver en el mundo. Esta es la marca España que todos queremos que perciban fuera.
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