La semana pasada estuve en Oviedo para compartir una interesante jornada con Wolters Kluvert, la multinacional holandesa dedicada a la edición de contenidos editoriales y, en los últimos años, al software de gestión. Siempre he tenido cariño a esta compañía, competencia en su tiempo de VNU, el otro gigante holandés para el que estuve trabajando cerca de dos décadas y que en 2007 fue fagocitada por la americana Nielsen. Wolters Kluvert genera ahora cerca del 75% de su negocio en clave digital, al contrario de hace cinco años. Una reinvención en toda regla.
Pero volvamoa a Oviedo donde conviví unas horas con los partners estratégicos de software de Wolters Kluvert encerrados durante tres días en el espectacular palacio de congresos firmado por el controvertido Calatrava. Un canal de distribución muy especial ya que la mayoría de sus ingresos los generan con la venta y el valor añadido de las soluciones de WKE y por tanto la fidelidad y los lazos de unión son grandes. Y es que salvo Madrid y Barcelona, esta compañía cubre el territorio nacional con una red de empresas que aportan valor y se respetan. Por lo menos eso me contaron algunos distribuidores de la compañía que lidera Pep Aragonés.
Pero no quería destacar, que también, en esta entrada las bondades del sistema de motivación del canal de WKE. Lo que más me sorprendió es que la principal actividad lúdica de esta convención no era ir a una sidrería ni una partida de paintball. La actividad central, la que estaba pensada para generar buen rollo y ambiente de equipo, fue la de colaborar todos, los 250 invitados, durante tres horas en la conservación de la sede de una asociación de discapacitados ovetense. Y según me cuentan, la dejaron niquelada. Un ejemplo de responsabilidad social, que ojalá se ponga de moda.
Si os interesa saber los entresijos de estas jornadas para el canal de Wolters Kluvert podéis leer este artículo de MuyPymes.