Este año he gastado mis vacaciones familiares en Colombia, una país que se enorgullece de estar en el top cinco de los más felices del mundo. Y la verdad es que tiene motivos para ello. Una belleza inigualable -es el segundo país, después de Brasil con mayor biodiversidad del mundo-, una comida alegre, playas, jungla, seguridad para los negocios, tranquilidad (aunque parezca mentira) en las calles… Nada que ver con la imagen que tenemos en Europa, donde parece que sólo venden las noticias relacionadas con la droga y la guerrilla.
Hacía 15 años que no pisaba Colombia y la verdad es que el cambio es sorprendente, sobre todo en Bogotá, una ciudad con más de 8 millones de habitantes adaptada a los retos actuales. Una estabilidad casi a prueba de bombas, una capital que va camino de ser una de las megacities americanas con mayor calidad de vida y una economía emergente donde al haber mucho que hacer ofrece posibilidades increíbles.
He visto a muchos españoles por Colombia, y salvo mi caso, ninguno de vacaciones. Y es que tal como está el patio aquí y allá lo entiendo perfectamente. Por supuesto, también he mirado a fondo como está el tema de Internet y creo que tenemos mucho que aportar sobre en todo en campos más sofisticados como el content marketing donde somos especialistas. Eso sí, le pegan al móvil y a la Red tanto o más que nosotros. De hecho hay más usuarios de Facebook colombianos que españoles.
En mi entorno cercano, tengo a varios conocidos que han hecho las maletas. Todo un reto porque a pesar de lo que promete, esto no es Europa, hay que ganarse la confianza casi de cero y los negocios se hacen de otra forma. Las carreteras son malas y hay zonas del país donde se vive en estado militar. Pero para el emprendedor pura sangre, estas trabas son un acicate.
Lo dicho, viva Colombia, el país de la sonrisa perenne.