He gastado el pasado fin de semana en Atenas. Mi mujer asistía a un congreso y aproveché para enseñarle la Acrópolis a mi hija pequeña. Tres días muy agradables donde he redescubierto una Grecia que, aunque desde el plano económico está peor que España (la gasolina de lujo como podéis ver en la foto a dos euros), todavía mantienen un sentido de disfrutar la vida muy mediterráneo. Las terrazas estaban a rebosar y no precisamente de turistas…
Pero no me voy a perder por las ramas sobre lo bien que viven los griegos a pesar de la crisis. La razón de este post es el mosqueo al pedirme 39 euros día por acceder a Internet vía Wifi desde el hotel Intercontinental Atheneus, por cierto uno de los mejores de la ciudad. Me parece un abuso la estrategia que siguen muchos hoteles de lujo de crujir al cliente por lo que entiendo que es un servicio básico hoy día para cualquier viajero.
Desde luego, yo ya he aprendido la lección y ahora, antes de reservar cualquier hotel, lo primero que me fijo es si tiene acceso a Internet gratuito o al menos asequible (en Canadá me cobraban 5 dólares al día). Menos mal que el centro de Atenas tiene WiFi gratuito por todas partes y he podido sobrevivir sin pasar por el aro.