Pasada la catarsis electoral, donde salvo en Cataluña y el País Vasco, España se ha vestido de azul y ha apostado por un cambio de timón a la derecha, vuelve la calma a la Red patria. Y es que en estas elecciones Twitter, Facebook y los blogs han sido herramientas de agitación social para todos los partidos. Sin excepción.
No es ni mucho menos mi pretensión entrar a valorar triunfos ni debacles, sí la incidencia de la Red en los resultados que, dicho sea de paso, me ha parecido pequeña. Ni el electorado se ha movilizado en masa -la participación ha caído 3 puntos frente a 2008- ni ha habido más sorpresas que el incremento de CiU en Cataluña o la irrupción con fuerza en el parlamento de la izquierda abertxale.
Me ha sorprendido la poca transformación en voto -útil o no- del movimiento indignado. Porque la juventud ha votado como sus padres y aunque muchos partidos entran en el Congreso quizá el único que disruptor y con una propuesta fresca y validada en otros países europeos ha sido Equo. Y ha entrado de rebote. Los jóvenes o no han votado o han apostado por fórmulas convencionales. Tampoco está el patio para experimentos.
En fin, habrá que ver la fórmula mágica del PP en cuestión de empleo, economía y, cómo no, tecnología e Internet. Lo único cierto es que España está, a partir de ayer, en las manos de Mariano.