Ayer murió José Luis Anido, maestro de toda una primera generación de periodistas técnológicos, compañero de batallas en los primeros años de profesión y ante todo amigo. Un infarto se lo llevó por delante a los 53 años, en plena madurez. No somos nada.
Anido era, ante todo, escritor reconvertido a periodista. Lo conocí en la facultad de Periodismo y desde entonces me enganchó por su verbo fácil e ingenioso, por su forma de ver la vida con la simpleza y el sentido común de la gente de pueblo (era de Villarejo de Salvanés (Madrid) y en los primeros años le faltaba llevar boina…), por su amistad sin intereses…
A José Luis le cambió la vida, para bien o para mal, el primer día que se chocó de bruces con un ordenador personal. Desde entonces le costó dormir. Gastaba días y noches investigando cualquier utilidad… esa pasión -que compartíamos- afianzó nuestra amistad.
Después trabajamos juntos unos años muy bonitos e intensos. Eran los inicios de los 90 y José Luis me acompañó en la aventura de lanzar el primer semanario dedicado al ordenador personal en español, PC Semanal. Después llegó la etapa PC ACTUAL en la que José Luis ayudó a que la revista “rompiese” en el quiosco. Su forma de plantear los análisis de producto, sus especiales, sus licencias literarias o sus encendidos ataques a aquello que no le gustaban crearon escuela.
No era fácil trabajar con José Luis. Por un lado brillante, ingenioso, trabajador; por otro anárquico, atrevido y agresivo (la de follones que tuve con clientes por decir la verdad sobre sus tecnologías o productos pero con el plus de ese sarcasmo que tan bien manejaba…). Todavía me acuerdo el cacao que montamos con el lanzamiento de Windows 98, el famoso “Chicago”…
…Y entonces llegó la crisis a mediados de los noventa y José Luis dejó la compañía, algo que le dolió profundamente. Después casi perdimos el contacto hasta estos últimos años. Internet, Facebook y demás herramientas sociales potenciaron nuestra conversación virtual y descubrí que, veinte años después, seguía siendo el mismo chaval inquieto, curioso por la tecnología, delicado para los amigos, que conocí en la rancia facultad de periodismo en los ochenta.
Adiós José Luis. Descansa en paz con tus Windows y tus Pentium.