Fue curioso ayer seguir, sobre todo por Twitter, el devenir por la comisión de Economía del Congreso de la popularmente denominada ley Sinde y la posterior votación pasadas las diez de la noche. El desenlace, de todos conocidos, fue la derrota del PSOE -una de las pocas en esta legislatura- al quedarse sólo en la votación. Esta vez los cromos con los que conquistar los votos en el mercado -los de CiU, PNV o Coalición Canaria- no fueron lo suficientemente valiosos como para cambiar voluntades. Porque esto es así de triste: a pesar de lo impopular de la norma, todo tiene un precio. Y si el PSOE lo hubiese pagado hoy estaríamos con crespones negros.
Lo cierto es que ayer se palpó en la Red, populismos aparte, las versiones encontradas de los dos frentes. Además del denostado Ramoncín, entraron al trapo y recibieron lo suyo Alejandro Sanz y el mismísimo Bosé. Claro que frente al poder mediático de los amigos de la SGAE el bando internauta es mucho más guerrero y activista. Y encima para tocar más las napias, ahora les da por tumbar webs a diestro y siniestro. Hasta la del PP -que votaba en contra- se la cargaron ayer.
También me sorprendió la estrategia mezquina de PSOE que quería hacer tragar con un argumentario infantil a todos sus parlamentarios para tener una única voz en este tema. Porque, siendo honestos, creo que muy pocos afiliados del partido socialista puedan creer que la ley Sinde fuera progresista moderna o justa. Y no están para perder más electorado en estos momentos en que la diferencia con el PP es abismal y las municipales están a la vuelta de la esquina…
La realidad es que salvo excepciones, la cultura española (sobre todo el cine) ocupa un lugar ínfimo en los canales de descarga. No interesa ni a los piratas, como algún medio ha denominado a los que están a favor de las descargas. Y es que llama la atención un ranking de las películas más descargadas en 201o donde, curiosamente, la mayoría coinciden con las más rentables empezando por Avatar.
A lo mejor, analizar el desinterés a la producción española y los modelos de negocio caducos que quieren mantener a capa y espada los que intentan manejar la industria deberían ser puntos a reflexionar por los derrotados ayer, empezando por la ministra y su equipo asesor.
Para terminar, otro tema que también me sorprende en todo este jaleo de la ley Sinde es el cinismo que existe entre muchas empresas y anunciantes que a pesar de mostrarse en contra de las descargas son los primeros clientes de estas webs de todos conocidas. Y es que Vagos, Seriesyonquis Cinetube, por citar algunas, destacan por su tráfico brutal y unos precios bajísimos. Y por eso, sin ningún pudor, operadoras, empresas de videojuegos, seguros, bancos, fabricantes de automóviles… son los anunciantes habituales de estas webs.
En fin, tenemos -todos- que aprender a convivir en este mundo digital repleto de oportunidades que en España, salvo pequeñas excepciones, parece que no vemos. Y el camino no son leyes coercitivas y discrecionales como la fracasada ley Sinde. El auténtico camino está en la educación y en la formación. Pero esa es otra historia de la que hablaremos algún día.