El jueves participé como ponente en un curso sobre comunicación on-line para, valga la redundancia, directores de comunicación en empresas. Había una nutrida representación de profesionales en activo, de todo perfil y condición, con una actitud abierta a descubrir buenas prácticas en esto de las relaciones públicas digitales. Pero también, había un gran desconocimiento -salvo alguna que otra excepción- sobre cómo se mueve este mundillo. Para haceros una idea, sólo el 20% de ellos estaba dado de alta en una red profesional tipo Linkedin. Facebook era un poquito más popular. Bienvenido sea si sirve para animar a los profesionales a usar las redes sociales.
Y esa es la realidad hoy. Los que estamos en la onda on-line muchas veces creemos que todos los de nuestro entorno van a la misma velocidad y no es así. En el terreno de los profesionales de la comunicación hay curiosidad y expectación por descubrir el mapa de los medios digitales, las reglas del juego, sus posibilidades. Pero también hay desconocimiento y algo de escepticismo ante los intentos de evangelización.
Los dircom de hoy ven a los bloggers como gente rara, curiosa, y en la mayoría de los casos peligrosa. Empiezan a valorar su capacidad de influencia en colectivos clave pero en muchos casos temen meter la pata y por tanto no actúan en estos colectivos. De acuerdo que las reglas del juego han cambiado como explican muy bien en Soitu, pero el mirar a otro lado no es el camino a seguir.