Desde los tiempos de la burbuja, incluso antes, he sido un asiduo a las tiendas on-line. A pesar de haberme llevado algunos “disgustos” -la mayoría por malas entregas, retrasos…-, normalmente la transacción ha acabado bien. Y he comprado de todo: informática, ropa, juguetes, comida, viajes, aviones, gadgets, material deportivo…
De hecho, uno de los servicios de los que soy asiduo desde hace más de seis años y que más valoro a nivel personal es el de la compra on-line. Soy de los que pisar un hiper y coger el carrito me pone de los nervios, aún asumiendo que me va a salir más caro y voy a tener menos donde elegir, porque esa es una de las contradicciones de las compras virtuales. Pero aún así, gastar media hora en mi PC -o en mi MacBook- y llenar la nevera o el armario me parece un lujo por el que asumo el sobrecoste. He probado casi todos los grandes hipers virtuales y mi preferido es, de largo, Carrefour. A pesar de que la web es bastante críptica, del poco surtido de productos en comparación con el lineal, de que te cobran y bien los portes (8,95 euros creo), tiene una cosa que me gusta y que la mayoría de las veces cumplen: la entrega en el período pactado con márgenes de dos horas. Algo que te permite organizarte para no quedarte con la compra en el descansillo.
Pero últimamente me están fallando. No en los horarios de las entregas, pero sí en contenido. No es ya que te coloquen algún producto perecedero en mal estado -que también-, es que alguno de los productos básicos que has seleccionado no llega con el consiguiente siete en la organización familiar. Y lo grave es que en muchos casos, encima te lo cobran. Eso sí, por ser honesto, siempre que he reclamado algo facturado y no entregado me lo han devuelto, incluso con la “propina” de algún cupón descuento. Pero ya me obligan al “punteo”, algo que odio y que multiplica mi tiempo dedicado al capítulo compra. Incluso he llegado a sospechar de los repartidores, pues es mucha casualidad que en los últimos pedidos falten cosas.
La última trastada que me han hecho ha sido tan gorda que incluso me estoy planteando seriamente cambiarme a otro super virtual, y eso que por Carrefour on-line me muevo como pez en el agua. Y es que se “olvidaron” de entregarme todo lo del departamento de frutas y verduras: más de 20 kilos de material y 25 euros cobrados de más. Y lo grave es que además de facturarlo y cobrarlo, he necesitado tres días, tres mails y una llamada telefónica para, espero, deshacer el entuerto. Y esto es inadmisible.
Cuento todo esto para que entendamos un poco porqué estamos a la cola de Europa en el capítulo de comercio electrónico. Hay que ser serios.
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