España siempre ha sido un país reacio a la compra directa. Incluso en zonas periféricas donde acceder a productos y servicios básicos requerían de un importante desplazamiento, la compra por catálogo nunca ha cuajado. Salvo coleccionables y enciclopedias -donde en cambio éramos líderes de mercado- nadie compraba nada que no estuviese en el colmado de la esquina o a lo sumo en El Corte Inglés.
En mis primeros viajes a los USA, a finales de los ochenta, recuerdo cómo me enganchaban los catálogos de venta directa que había en la butaca del avión, repeleto de miles de productos de usos extrañísimos y que tan bien funcionaban en el país del dólar. Aquí en cambio, ni las teletiendas han abierto de verdad el mercado de la compra a distancia.
Por eso no sorprenden los resultados del estudio sobre compras on-line que ha publicado esta semana la Comisión Europea.. En él se deja claro que estamos en el pelotón de cola -sólo superados por Portugal, Grecia y los antiguos países del este- en el hábito de comprar en la Red. Uno de cada cinco españoles internautas se ha animado el último año ha desempolvar su Visa y adquirir algún producto o servicio por Internet. Mientras, el ratio de nuestros vecinos franceses, alemanes o ingleses supera el 50%.
Un abismo que, según los expertos, se reducirá rápidamente. Los usuarios españoles más activos se encuentran en la franja de menores de 30 años y este colectivo sí valora las ventajas de la compra on-line, la comodidad, el acceder a productos de otros mercados, el descubrir chollos en la Red. Y poco a poco le van perdiendo el miedo al tema de la seguridad, se sabe mover por los menús de las tiendas virtuales, se maneja con los medios de pago alternativos como Paypal,..
De hecho, este marco de crecimiento exponencial en los próximos años debe ser un acicate para muchas pymes que, salvando sus resquemores, den un paso adelante y pongan su catálogo en la Red aprovechando el letargo de muchas de las cadenas líderes en retail. No es fácil pero si logran conectar con el consumidor tendrán mucho ganado. Eso sí, la competencia actual obliga a ser agresivos en precios, a cuidar el tema logístico y transpirar seguridad por todos los poros de la web.
En fin, para comprar en Internet algo más que viajes, libros, electrónica o comida, debe haber una oferta rica en contenidos y competitiva en precios. Los usuarios, entonces, seguro que responden.
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