Recién llegado de Panamá, todavía con el jetlag en el cuerpo, me desayuno un montón de noticias que me sorprenden. Eso sí, gracias al wiFi excelente y gratis que me he encontrado en la mayoría de los sitios que he visitado en este país centroamericano, no me pilla nada por sorpresa. Y es que gracias a mi ya viejo iPhone, he estado casi al día de todo lo que sucedía en España, en los Juegos Olímpicos y por supuesto en MuyComputer. El iPhone es una excelente herramienta para leer el correo y consultar la web pero no para escribir post y menos artículos. Pero no pesa.
En fin, lo que más me ha sorprendido de estos últimos días de agosto es lo revuelto que está el segmento de los navegadores, cada vez más estrategico en un ecosistema donde no se entiende ya una máquina que no esté conectada a la Red. Si Microsoft anunciaba la beta 2 de su experado Explorer 8 (la respuesta a Firefox 3) con prestaciones espectaculares pero con un consumo de memoria de quitar el hipo, Google nos sorprendía a principios de semana con Chrome, su primera incursión en el mundo de los browsers que sólo en los dos primeros días como beta pública alcanzaba ya un 1 % de share. El poder de Google.
Después de leer el excelente test de David Martín en MC, me ha faltado tiempo para instalarlo. La verdad es que al principio defrauda por su simpleza, aunque eso mismo me pasó cuando probé Gmail. O cuando descubrí Google. Lo he probado con mis páginas favoritas tanto de ocio como de negocio y va como una moto, una de sus principales virtudes. Por supuesto, le faltan efectos especiales, personalización, marcadores… Pero viniendo de Google, todo se andará. Además, la integración con el buscador es perfecta (la barra de direcciones actúa de forma inteligente y decide a los pocos caracteres si es una web o una consulta).
Lo cierto es que Chrome llega para partirse el cobre con Internet Explorer 8 y con Microsoft. Eso sí, a la callada, muy al estilo Google. Como comenta Enrique Dans, hay que mirar un poco más allá de esta beta primitiva para darse cuenta del movimiento de Google de entrar hasta la cocina en nuestros ordenadores. De ser una alternativa al tandem Windows-Office. Con un arma infalible: la gratuidad. y con un elenco de aplicaciones tremendo: Google Desktop, Picasa, Reader, Lively, Docs, Android….
Por ahora, tendrá que ganarse poco a poco a los usuarios de Gmail (cerca de 200 millones) y Google Docs que con este navegador podrán trabajar en off-line, algo muy demandado por la comunidad. Después a los usuarios de la nueva generación de netbooks, muchos de ellos con Linux preinstalado, que con Chrome por encima y la rapidez garantizada, serán muy competitivos. Habrá que ver qué fabricante es el primero que se atreve a montar soluciones sin Windows Vista…
En fin, se presenta un cierre de año apasionante en la arena de Internet.
Y yo, como decía, todavía con el jetlag y haciendo las maletas. Este fin de semana lo gasto en la Expo de Zaragoza. Ya les contaré mis vivencias del evento. Mientras, en plan melancolía, incluyo una estampa de Panamá, un país que me ha encantado por esa fusión entre lo moderno y lo auténtico, la selva y un skyline que no tiene parangón en América latina.