En los últimos años estamos cansados de escuchar en los foros especializados compras y adquisiciones millonarias por proyectos web que, en muchos casos, son todavía una idea de lo que pueden llegar a ser. Y no me refiero sólo a los que han obtenido por derecho propio la categoría de culebrones como la sempiterna venta de Yahoo! o de Digg por cantidades exorbitantes. Hablo de adquisiciones de segundo nivel por un buen puñado de millones de dólares (o euros).
Por eso, en este contexto de alegría por invertir en on-line -frenada eso sí por la crisis económica mundial que ya toca de refilón a los gigantes de la Red- llama la atención la noticia de que AOL se quiere deshacer literalmente de XDrive por 5 millones de dólares, una cantidad irrisoria si se tiene en cuenta que el gigante americano pagó más de 30 millones en 2004. Y aún así está siendo difícil de vender.
Fuí uno de los primeros usuarios intensivos de Xdrive a mediados de esta década, cuando el servicio que aportaba era novedoso: almacenamiento en Red por una cantidad ínfima o gratis diez megas. Esto permitía almacenar los documentos clave en el limbo de Internet para tenerlos accesible desde casa, la oficina o de viaje. El problema es que no supieron evolucionar cuando otras muchas compañías como Google o Flickr empezaron a ofrecer almacenamiento especializado de datos gratis. Y en cantidades mucho más grandes.
A pesar de estar tres años bajo el manto de AOL no han sabido o podido conquistar una masa crítica de usuarios que les permitiese ganar dinero vía publicidad (el modelo que le gusta al gran portal americano). La vía de la comercialización de servicios premium la trabajaron muy poco. Ahora, ya tarde para los planes de AOL, ofrecen 5 GB gratis de almacenamiento pero poco más.
Nuestra admirada Cnet también está de rebajas. Quiere deshacerse de WebsHots, un sitio para compartir fotos al estilo Flickr, por 45 millones después de haber pagado casi el doble. Está claro que en estos tiempos hay poca paciencia para los negocios. O se es líder o segundo en un nicho o se abandona antes de que los costes ocultos minen otros segmentos más saneados. Vamos, una vuelta al zapatero a tus zapatos.