Leo en Universia un interesante artículo sobre la guerra que se está gestando en Internet entre aficionados y profesionales de la información, sobre todo en nichos especializados, y que revolucionará a corto plazo el panorama mediático. Cada vez se consume más información por más usuarios en Internet pero esta está mucho más atomizada. De hecho, las primeras consecuencias de esta sobredosis informativa son las reducciones de plantilla que asolan los Estados Unidos.
De todos es sabido que un montón de blogs con concepción amateur gozan de más tráfico, visitas e influencia que medios consolidados con estructuras caras y plantillas con mentalidad y horarios tradicionales. Y esto está dando que pensar a muchos promotores editoriales que se plantean cada vez más integrar estrategias de guerrilla en sus respetuosas plataformas on-line. El volumen de páginas es otro punto que juega a favor de los “aficionados”. Ningún medio al uso puede competir contra la producción diaria de millones de aficionados
Uno de los grandes bastiones en esta guerra en la Red es la credibilidad. Por llevar el tema a nuestro terreno, cuando te vas a comprar un móvil o un portátil, de quién te fias más: ¿de los expertos oficiales, avalados por años de experiencia y por una metodología de evaluación, o de los aficionados pasionales que han adoptado el producto a las primeras de cambio y lo valoran a fondo pero subjetivamente? Pienso que el mejor camino, el que vamos a adoptar en Total Publishing, es un mix: aunar las vivencias de usuario, valiosísimas, con el expertise de los técnicos.
La calidad y la profesionalidad es todavía uno de los puntos fuertes de las editoras al uso. Pueden pagar a los mejores plumillas y disponer de los medios y plataformas más atractivas y competitivas. Pero en la Red todo va muy rápido y se democratizan rápidamente herramientas muy potentes gracias al software libre. Y por otro lado, los columnistas estrella pueden asumir riesgos, romper ataduras y volar solos.
Eso sí, por ahora el grifo de ingresos, la manija publicitaria, está en mano de los editores tradicionales. Los medios amateurs se tienen que conformar con los ingresos de Google AdWords y con alguna campaña de afiliación. Migajas. Pero ojo, ya se están empezando a organizar redes de publishing que, separando el grano de la paja, pueden ser muy competitivas de cara a la venta publicitaria. Además, la capacidad de aguante de los nanopublishers es muy alta pues normalmente tienen otro flujo de ingresos y, sobre todo, tienen pasión en lo que hacen. Vamos que se avecinan tiempos revueltos.