Normalmente he tenido buen olfato para saber cuándo un producto pionero iba a cuajar y cuándo se iba a dar el piñazo. Se me encendió la bombilla con la primeras grabadoras de CD de Sony que costaban 30.000 pesetas de entonces (y eso que no había casi nada que copiar). También lo ví claro con las llaves USB cuando costaban un pastón y ofrecían 16 megas pero nos liberaban de la esclavitud del disquete. Por no hablar del triunfo de los portátiles frente a los mastodónticos sobremesa, una encarnizada batalla que se balanceó cuando el precio dejó de ser un factor excluyente.
Donde sí fracasé fue con los PDAs. Cuando cayó en mis manos mi primera iPaq firmada por el otrora gigante texano de la infomática Compaq (hoy convertido en marca de consumo del number 1 HP) pensé que este era, bien pulidito, un paso más en la evolución del PC, el dispositivo móvil que se necesitaba en el siglo XXI. Nada, un fracaso de vaticinio.
Llegaron las Blackberries, los Nokia todoterreno, y las PDAs cayeron en el saco del olvido… Hasta que llegó la revolución de los GPS. Primero poco a poco entre la comunidad techie; luego a mogollón gracias a la popularidad de TomTom y al bombardeo masivo de la publicidad y los chollos en las grandes superficies. Aunque ese par de años de gloria quedó diluido frente a la hornada de dispositivos específicos de bajo precio que volvieron a jubilar la PDA, fagocitada además por la nueva hornada de móviles e iPhones. Precisamente ahora parece que pegan fuerte los móviles con navegador incluido aunque yo soy escéptico en su uso en el coche. Entre otras cosas porque la batería dura poco.
Os cuento esto porque ha llegado a mis manos un informe de TeleAtlas (uno de los principales desarrolladores de cartografía) en el que se dice que este año se venderán en nuestro país un 33 % más de dispositivos GPS, un total de 1.600.000 unidades. Vamos, más que coches. Eso sí, la mayoría de ellos dispositivos portátiles.Y es que todavía sólo uno de cada cinco coches integra de serie el navegador. Lógico si se tiene en cuenta que te “soplan” diez veces que por integrarlo de serie.
Y aún así, con móviles inteligentes y navegadores tactiles, nos seguimos perdiendo. Será la condición humana.