He visitado Jerusalem en Semana Santa. Espectacular como se intuye en la foto que adjunto, una puesta de sol en las cercanías del muro de las lamentaciones. Era una asignatura pendiente para quien, como yo, se considera una viajero impenitente y un ciudadano del mundo. A pesar de que me gusta empaparme de cultura y literatura del lugar antes de afrontar un viaje -más si es exótico-, el ritmo frenético en el que estamos inmersos los que tratamos de ganarnos la vida en la web me lo impidió. Por eso, con la idea preconcebida que tenemos a través de los medios del conflicto palestino me esperaba un país muy distinto, un búnker repleto de gente desconfiada y terroristas por las esquinas.
Y de eso nada. Sí hay seguridad para entrar y salir del país, pero menos incómoda que la sufrimos en los USA. Sí hay posiciones enfrentadas entre la población judía para endurecer o ablandar las relaciones con los palestinos, pero dentro de un marco democrático. Sí hay un fanatismo religioso pero también hay una juventud alegre y comprometida que quiere pasarlo bien. En definitiva, muchos más contrastes y matices que los que detectamos leyendo las crónicas negras de esta tierra santa.
Pero vayamos a lo nuestro. Wifi por todas partes, iPhones y Blackberries, supermercados de la informática… son la punta del iceberg de una sociedad que apuesta, además de por la seguridad a ultranza, por la tecnología en todas sus variantes. Además de alojar la principal fábrica de chips de Intel fuera de los Estados Unidos, la gran apuesta de este país más pequeño que la provincia de Badajoz es el software y el desarrollo de plataformas on-line. Debido al carácter emprendedor de los judios y a la sólida preparación de sus jóvenes profesionales, os puedo asegurar que hay más fervor por la web 2.0 en Tel Aviv con sus 700.000 habitantes que en Madrid.
Por aplicar, los isarelitas utilizan su inventiva para hacer más llevadero el Sabbath, la fiesta religiosa que celebran desde la puesta del sol del viernes a la del sábado y que les impide trabajar lo más mínimo. Timers de tiempo, luces que se encienden y se apagan por sensores, controladores de voz… Vamos, domótica en estado puro y para todos los públicos y bolsillos.
A pesar de ir de vacaciones y con niños, tuve tiempo para unos cuantos encuentros de lo más interesante con empresarios de este y otros gremios. A destacar Yossi Vardi, un auténtico primera división partícipe de la puesta en marcha de 50 empresas, algunas tan afamadas como Mirabilis, creadora del mítico ICQ, el precursor de la mensajería instantánea que luego vendió a AOL Time Warner por más de 400 millones de dólares. Pasta gansa de verdad. Pero esta es otra historia.